Puedes considerar la posibilidad de tan solo leer la información que sea relevante para ti y para tu(s) bebé(s). Así evitarás abrumarte con demasiada información en un momento que ya de por sí es angustioso.
Una infección ocurre cuando organismos como bacterias, virus u hongos invaden el cuerpo. Incluso los organismos de este tipo que tenemos de forma natural en el cuerpo pueden volverse dañinos si el sistema inmunitario es débil. Las infecciones pueden afectar a distintas partes del cuerpo con distintos niveles de gravedad, como los pulmones (VSR⍰, bronquiolitis⍰, neumonía⍰), la sangre (sepsis⍰), el líquido que rodea a la médula espinal⍰ y el cerebro (meningitis) o los genitales (infección urinaria (IU)⍰ neonatal, herpes neonatal, infecciones por estreptococos del grupo B (EGB)⍰). Puedes reducir el riesgo de que tu(s) pequeño(s) contraiga(n) una enfermedad infecciosa común durante su hospitalización o en casa con medidas sencillas como lavarte bien las manos, utilizar pañuelos desechables y evitar a quienes no se encuentren bien y tengan síntomas de una infección, como un resfriado o la gripe⍰.
El virus respiratorio sincitial (VRS) es una enfermedad común que afecta a los pulmones y las vías respiratorias. Es muy contagiosa, sobre todo en los meses más fríos. El VRS afecta sobre todo a lactantes y a los niños pequeños después del alta hospitalaria y antes de los dos años, en particular a los prematuros y a los que tienen un sistema inmunitario más débil o enfermedades crónicas. Los programas de vacunación⍰ de muchos países incluyen la vacuna contra el VRS.
Los síntomas cardinales se parecen a los del resfriado: tos, silbidos y dificultad para respirar. El diagnóstico se confirma con un reconocimiento médico y técnicas de imagen como una radiografía⍰ de los pulmones. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas, ya que el VRS no tiene cura. Los bebés pueden necesitar oxigenoterapia, sueros y cuidados asistenciales.
El VRS se contagia a través de las gotitas que resultan de la tos o los estornudos. También puede sobrevivir en las superficies de los objetos, por lo que la higiene de las manos es muy importante para prevenir las infecciones. La mayoría de los casos de VRS son leves, parecidos a un resfriado. Sin embargo, los casos graves pueden provocar bronquiolitis⍰, neumonía⍰, displasia broncopulmonar (DBP)⍰ o incluso la muerte, sobre todo en los bebés más vulnerables.
La bronquiolitis es una infección en los pulmones común en bebés y niños pequeños, a menudo causada por virus como el VRS. Suele desaparecer a las pocas semanas, pero en algunos casos puede hacer difícil la respiración de forma más grave.
Los bebés nacidos prematuros o con enfermedades del pulmón o del corazón son más vulnerables a la bronquiolitis grave. Los síntomas son tos, respiración acelerada, silbidos, otros síntomas similares a los del resfriado y dificultades para comer.
En los casos más graves, tu bebé puede necesitar ser hospitalizado y recibir tratamientos como oxigenoterapia, asistencia para alimentarse, presión positiva continua en la vía aérea (CPAP)⍰ o respirador artificial⍰. Si tienes alguna pregunta o duda sobre los cuidados de tu bebé, no dudes en hablar con los médicos y enfermeras que le atienden.
Una neumonía en el recién nacido se puede desarrollar debido a una infección antes, durante o después del parto. Le pueden contagiar tanto sus cuidadores como los familiares que visitan en el hospital. La neumonía puede darse en cualquier estación del año, siendo más común en otoño, invierno y primavera. Suele empezar como un resfriado o una infección respiratoria⍰ antes de evolucionar a neumonía.
El estreptococo del grupo B y la E. coli son bacterias conocidas por causar neumonía. Entro otros virus capaces de causarla están el VSR⍰, el enterovirus⍰, la gripe⍰ y el COVID-19. La neumonía fúngica⍰, a menudo causada por el hongo Candida, puede afectar a bebés que pesen muy poco al nacer.
La neumonía puede ser leve o grave, sobre todo en bebés prematuros con un sistema inmunitario más debilitado. Llena los alvéolos pulmonares de líquido y pus, haciendo difícil la respiración. Las infecciones pueden dispersarse por el cuerpo, causando complicaciones como la sepsis, en la que la infección entra en el torrente sanguíneo, provocando inflamación y, en los casos más graves, el fallo de los órganos.
La sepsis es una reacción grave a una infección, en la que el sistema inmunitario del cuerpo sobrerreacciona y daña sus propios tejidos y órganos. Los bebés prematuros y/o enfermos tienen una mayor tendencia a contraer a infecciones que llevan a la sepsis, debido a su sistema inmunitario más débil y a su delicada piel e intestino. También corren riesgo de sepsis de aparición tardía, que se produce más de 72 horas después del nacimiento, a menudo relacionada con material médico como las vías intravenosas o los tubos que asisten a la respiración artificial. Es probable es que la sepsis ocurra cuando se desplazan bacterias del intestino u otras zonas del cuerpo a la sangre. Incluso los bebés nacidos a término pueden desarrollar sepsis, sobre todo si hubo complicaciones durante el embarazo o el parto, como la rotura prematura de membranas⍰. La sepsis temprana, en las primeras 72 horas tras el nacimiento, suele causarse por estreptococos del grupo B u otras bacterias transmitidas por la madre durante el parto.
Diagnosticar la sepsis en los bebés puede ser complicado, ya que los síntomas pueden solaparse con los de otras enfermedades. Algunos síntomas son una temperatura demasiado alta o baja, dificultad para respirar, cambios de coloración en la piel, como ictericia⍰ o un tono azulado, y cambios de comportamiento, como irritabilidad o problemas para alimentarse.
La meningitis es una infección de las membranas⍰, llamadas meninges, que rodean el cerebro y la médula espinal⍰. La función de estas membranas es proteger el sistema nervioso de tu bebé de lesiones e infecciones. La meningitis puede ser causada por virus, bacterias u hongos, y las bacterias son la causa la más común. El sistema inmunitario de un recién nacido no está completamente desarrollado, lo que le hace más vulnerable a las infecciones. Los bebés prematuros son aún más vulnerables debido a su sistema inmunitario todavía más débil.
La meningitis en recién nacidos es poco común, pero grave, y requiere tratamiento urgente. Algunos factores de riesgo son el parto prematuro, el bajo peso al nacer (menos de 1500 g), que la madre haya padecido infecciones por estreptococos del grupo B (EGB)⍰ durante el parto, que las membranas se rompan más de 18 horas antes de un parto prematuro, que la madre tenga fiebre alta durante el parto, o que haya una infección en la placenta⍰ o en el líquido amniótico⍰ antes del nacimiento.
Habla con tu equipo sanitario si tienes preguntas sobre estos riesgos. Si sospechas que tu recién nacido no se encuentra bien, ponte en contacto con tu equipo médico inmediatamente.
Si tu bebé tiene una meningitis bacteriana, necesita tratamiento urgente en un hospital. Los bebés gravemente enfermos pueden ser atendidos en una UCIN. El tratamiento inmediato con antibióticos⍰ es vital. Con un tratamiento rápido, muchos bebés se recuperan totalmente. Sin embargo, algunos pueden pasar por complicaciones debidas a la infección, como la acumulación de líquido en el cerebro, que podría necesitar otros tratamientos.
Si tu bebé pasa por alguna complicación, tu equipo médico te explicará la situación y los tratamientos necesarios. Para cualquier duda o pregunta, habla con el equipo médico de tu bebé.
Una infección urinaria es una infección bacteriana que puede afectar a cualquier parte del tracto urinario, incluidos los riñones, los uréteres (los conductos que transportan la orina) y la vejiga⍰.
Detectar las IU en los recién nacidos, sobre todo en los prematuros, puede ser un desafío, ya que a menudo no tienen síntomas claros. En muchos casos, el único síntoma es una fiebre que no se puede explicar de otra manera, lo que ocurre en aproximadamente el 5% de los bebés con fiebre. Esto hace que muchas IU en bebés pasen desapercibidas.
En los recién nacidos, la infección por el virus del herpes simple (VHS) se conoce como herpes neonatal. El VHS es un virus muy contagioso que suele contagiarse por contacto directo.
Se presenta de dos formas:
Los recién nacidos, especialmente los prematuros o con sistemas inmunitarios debilitados corren el riesgo de contraer VHS rápidamente si no se tratan, lo que puede causar grandes daños o, en los casos más graves, la pérdida de la vida. La infección puede producirse durante el parto, por contacto con el VHS en el canal del parto, o en los primeros días de vida, por exponerse a una infección de herpes activa de cualquier persona cercana al bebé, incluidos cuidadores y profesionales sanitarios. Rara vez los bebés pueden contraer el virus en el útero⍰.
Después del nacimiento, la infección puede causarse por contacto directo o indirecto con llagas activas del VHS, incluso a través de la lactancia. La medicación antiviral, normalmente dada por vía intravenosa⍰, es muy importante para el tratamiento. Tratar la infección a tiempo es vital, ya que retrasarlo puede provocar una enfermedad grave.
El estreptococo grupo B (EGB) es una bacteria común en nuestro organismo que no tiene por qué ser dañina. No se transmite sexualmente. La prueba del EGB no es estándar en la atención al embarazo de muchos países, pero puede detectarse durante otras analíticas, así como por pruebas caseras. Aunque el riesgo de infección por EGB en los bebés es bajo, puede provocar enfermedades graves como sepsis⍰, neumonía⍰ o meningitis⍰, sobre todo si nacen prematuros, si la madre tiene fiebre durante el parto o si el parto se inicia tarde tras la rotura de aguas. Los antibióticos⍰ durante el parto pueden prevenir la mayoría de las infecciones por EGB de aparición temprana, sobre todo si se ha detectado en las analíticas de la madre durante el embarazo o si ya ha tenido un bebé con EGB anteriormente. El tratamiento rápido con antibióticos es muy importante.
Debido a la posibilidad de transmisión del estreptococo del grupo B (EGB) por contacto piel con piel, es importante que todo el mundo, independientemente de que le bacteria se le haya detectado o no, se lave y se seque bien las manos antes de tocar a un recién nacido, sobre todo si es prematuro o está enfermo.
Los virus más comunes pueden transmitirse durante todo el año, pero el riesgo aumenta durante los meses más fríos, cuando la gente pasa más tiempo dentro de casa, haciendo fácil el contagio. Esto es especialmente preocupante para los bebés prematuros y los que padecen enfermedades del pulmón o el corazón en la UCIN, y que corren un mayor riesgo de sufrir infecciones graves.
Los virus estomacales como el norovirus⍰ y el rotavirus⍰ también son comunes y muy contagiosos, y se propagan a través del contacto cercano y del contacto con superficies o alimentos contaminados. El norovirus, conocido como también como el “virus de Norwalk”, puede contraerse en cualquier estación.
El estreptococo A es una bacteria común que causa infecciones como la escarlatina⍰, con tasas más altas en invierno y primavera. Aunque los bebés prematuros o enfermos no son más vulnerables al estreptococo A, puede causar enfermedades graves, así que consulta a un profesional sanitario si crees que tu bebé pueda tener una infección.
El citomegalovirus congénito (CMV) es una infección común en los recién nacidos, y forma parte de la familia de los virus herpes. Es una infección que dura toda la vida y que a suele permanecer latente. Aunque 4 de cada 5 recién nacidos con CMV congénito no presentan síntomas ni complicaciones, otros pueden tener problemas respiratorios, auditivos y visuales, junto con discapacidades mentales. Si a tu bebé se le diagnostica CMV sintomático, suele recomendarse tratamiento, aunque sigue sin saberse hasta qué punto pueden evitarse las secuelas.