El corazón

Puedes considerar la posibilidad de tan solo leer la información que sea relevante para ti y para tu(s) bebé(s). Así evitarás abrumarte con demasiada información en un momento que ya de por sí es angustioso.

En el útero⍰, un vaso sanguíneo especial llamado conducto arterioso conecta el corazón y los pulmones del bebé, estableciendo una buena circulación. Tras el nacimiento, este vaso sanguíneo suele cerrarse de forma natural, pero en los bebés muy prematuros puede permanecer abierto. Es lo que se conoce como un conducto arterioso persistente (CAP).

 

Si el CAP es pequeño, puede que no cause ningún síntoma; sin embargo, un CAP más grande puede aumentar el flujo de la sangre a los pulmones, haciendo que el corazón trabaje más de lo normal. Esto puede causar problemas respiratorios, del corazón o una falta de circulación a órganos vitales como los riñones, los intestinos y el cerebro.

 

Los bebés prematuros, sobre todo los nacidos antes de las 34 semanas, tienen un riesgo del 40% de padecer de este problema. Muchos CAP se acaban cerrando solos sin tratamiento, pero el equipo médico analizará los posibles riesgos para la salud de tu bebé que se puedan presentar en su caso individual. A la mayoría de los bebés con CAP se les detecta un soplo del corazón en los reconocimientos rutinarios. Otros síntomas pueden ser dificultades para respirar, tensión arterial⍰ anormal y cambios en la frecuencia de los latidos del corazón, todos ellos parámetros que se pueden vigilar en la unidad neonatal.

 

A veces, el CAP puede resolverse por sí solo con la restricción de líquidos. Los medicamentos como la indometacina⍰ o el ibuprofeno⍰ también pueden ser parte del tratamiento. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesaria la cirugía para cerrar el CAP.