Efectos sobre la salud a largo plazo
Colaborando cercanamente con el equipo médico de tu  hijo puedes contribuir a que tenga una vida más sana y plena. Y recuerda que, aunque a veces el camino pueda parecer duro, tu hijo o hija puede prosperar.
Consejo experto de la Dra. Britta Hüning. ©Neopedia

Puede ser difícil saber con seguridad si los problemas de salud de los son debidos a haber nacido antes de tiempo. Sin embargo, sabemos que nacer prematuro o necesitar cuidados especiales en la unidad neonatal puede aumentar el riesgo de presentar problemas de salud a largo plazo, incluso en la edad adulta. Por eso es tan importante que les hagas saber a todos los médicos de tu hijo que nació prematuro o que tuvo problemas de salud al nacer. Su pediatra⍰ debe conocer su historia clínica completa, tanto antes como después del nacimiento, para darle la mejor atención posible.

 

Algunos problemas de salud relacionados con el parto prematuro o la estancia en la unidad neonatal mejoran con el tiempo, mientras que otros pueden ser más duraderos o incluso reaparecer en la adolescencia o al principio de la edad adulta. Muchas enfermedades del corazón, los pulmones o los ojos pueden aparecer por primera vez en la edad adulta temprana, a pesar de nunca haber sido un problema anteriormente. Cuanto más prematuro sea un bebé, mayor será el riesgo de complicaciones también más adelante en su vida. A medida que tu bebé prematuro crece, puede enfrentarse a problemas de salud o enfermedades que afectan a sus pulmones, ojos u otros órganos, y que pueden causarle dificultades respiratorias, sensoriales o visuales.

 

Pero la detección temprana y el tratamiento de estos problemas de salud puede marcar una gran diferencia. Evitar el tabaco y los productos con nicotina es importante para mejorar la salud, sobre todo la de los adolescentes que nacieron prematuros. Los deportes y las actividades físicas también son estupendos, pues mejoran la respiración, la salud del corazón, la fuerza muscular, la coordinación y el bienestar mental.

 

Si tu hijo o hija tiene un ataque epiléptico, puede necesitar pruebas diagnósticas como un electroencefalograma (EEG) para evaluar la actividad cerebral o exploraciones como una resonancia magnética (RM) para buscar las causas. La mayoría de los casos de epilepsia se tratan con medicación, que el neurólogo ajustará en función de las necesidades del niño. Observar un ataque puede dar pánico, pero saber lo que está ocurriéndole y disponer de un plan de tratamiento puede ser tranquilizador. Es importante hacerle las preguntas que tengas a un profesional sanitario, que podrá ofrecerte su apoyo.
Las convulsiones pueden dar miedo, pero tener un plan y buscar asesoramiento médico puede ayudar. ©Neopedia

Los ataques epilépticos se producen por cambios bruscos en la actividad cerebral. Pueden hacer que el niño se mueva de forma diferente, actúe de forma inusual o se sienta confuso. Los ataques suelen durar poco tiempo y detenerse por sí solos. Tener un ataque epiléptico no quiere decir que tu hijo o hija tenga epilepsia. Para poder diagnosticarle necesita haber tenido varios ataques sin una causa clara. 

 

Las convulsiones pueden deberse a fiebre, lesiones cerebrales o medicamentos. La causa más común es la convulsión febril, que se produce cuando un niño tiene fiebre, sobre todo si le sube la temperatura de repente. Si tu hijo o hija tiene una convulsión, es importante que llames a un teléfono de urgencias y acudas al médico para asegurarte de que se encuentra bien. 

 

Hay muchos tipos de epilepsia, y la experiencia de cada persona es diferente. En algunos niños la epilepsia puede desaparecer a medida que van creciendo, mientras que para otros la epilepsia puede durar toda la vida. La mayoría de las personas con epilepsia pueden controlar sus ataques con la medicación adecuada. En la mayoría de los casos, la causa exacta de la epilepsia no se conoce de inmediato. Los médicos suelen tener que hacer más pruebas diagnósticas para entender qué puede estar causando los ataques.

 

Las ayudas para la parálisis cerebral tanto para niños como para adultos pueden facilitar mucho la vida diaria, ayudando con la habilidad de moverse, la comunicación y la independencia. Estas herramientas pueden ofrecer un apoyo importante tanto a los afectados por la parálisis cerebral como a sus familias. El póster de las “6 Palabras de la Discapacidad Infantil” (6 F Words of Child Disability en inglés: function, family, fun, friends, fitness and future- función, familia, diversión, condición física y futuro) es una buena guía para tu hijo o hija, que se puede colgar en la pared. También hay grupos de ayuda para personas con parálisis cerebral que tienen mucha experiencia con la enfermedad. Estos grupos pueden dar consejo, apoyo emocional, recursos y trucos útiles para ayudar a afrontar los desafíos de la parálisis cerebral.   No estás solo: hay una comunidad dispuesta a apoyarte y a compartir su comprensión.
Hay apoyo y recursos disponibles para las familias que se enfrentan a la parálisis cerebral. ©Neopedia

La parálisis cerebral es una enfermedad que afecta a la habilidad de moverse y a la postura. Ocurre en 1 de cada 700 nacimientos, y nacer demasiado pronto o muy enfermo aumenta el riesgo de padecerla. Conviene saber que la parálisis cerebral se refiere al defecto en el patrón de movimiento, pero puede presentarse de muchas formas. Muchas personas con parálisis cerebral pueden moverse de forma independiente, pero pueden necesitar rehabilitación o dispositivos de ayuda para hacerlo. La parálisis cerebral no define la capacidad de aprendizaje de tu hijo o hija, muchas personas con parálisis cerebral son inteligentes y tienen la misma habilidad para aprender que los demás. El diagnóstico y las terapias tempranas son muy importantes, ya que ofrecerán al niño la oportunidad de tener una vida enriquecedora y superar sus desafíos. En la mayoría de los casos, se desconoce la causa exacta y, aunque no hay cura, se puede disponer de apoyo para manejar los retos de la vida cotidiana.

Empezar el colegio puede ser un momento difícil y emotivo tanto para ti como para tu hijo con parálisis cerebral. Es importante buscar apoyo en el equipo médico de tu hijo para que te pueda orientar con respecto al mejor camino a seguir. Recuerda que cuidar de ti es igual de importante que cuidar de tu hijo. Tú eres quien mejor le conoce, y debes seguir tu instinto mientras pasa por esta transición. Tomar el control y sentir que recibes la ayuda necesaria puede favorecer tanto tu bienestar como el de tu hijo.

 

Si tu hijo o hija tiene problemas de procesamiento sensorial, puede tener fuertes reacciones a cosas como el ruido o el tacto, y a veces sentirse abrumado o asustado. Un terapeuta ocupacional puede hacer un plan para ayudar a tu hijo o hija a manejar estos sentimientos. También es importante hablar con los profesores de tu hijo, para que sepan cómo darle apoyo en el colegio. Trabajar con un profesional sanitario y un terapeuta ocupacional puede ayudaros tanto a ti como a los profesores de tu hijo o hija a entender sus necesidades.
Si tu hijo tiene sensibilidad sensorial, el apoyo profesional puede marcar la diferencia. ©Neopedia

Los niños utilizan sus sentidos para comprender el mundo que les rodea.

La mayoría conoce los cinco sentidos: 

 

  • Vista
  • Olfato
  • Oído
  • Gusto
  • Tacto 

Pero en realidad hay hasta ocho sentidos. Los otros tres son

 

  • Saber dónde están las partes de tu cuerpo (el sentido de la propiocepción)
  • La sensación de movimiento y equilibrio (sentido del equilibrio)
  • La sensación de hambre, sed, calor o frío (sentido de la interocepción)

Los bebés prematuros empiezan a experimentar el mundo de forma diferente ya desde la unidad neonatal, donde hay más sonidos, luces, olores, sabores y tactos. Estas experiencias tempranas pueden afectar a su futura respuesta a los estímulos sensoriales, lo que puede afectar a sus habilidades motrices, comportamiento y habilidades sociales. Las unidades neonatales intentan ayudar a los bebés evitando los ruidos fuertes y animando a los padres a hablar o cantar a su bebé. También evitan las luces brillantes que podrían dañar los ojos del bebé, fomentando en cambio el contacto visual con los padres. Se intentan reducir los procedimientos dolorosos innecesarios y se recomienda el tacto suave, como el Método Madre Canguro⍰.

 

Algunos niños pueden tener problemas para procesar la información que llega al cerebro a través de los sentidos a raíz de sus experiencias tempranas en la UCIN (o por otras razones, como antecedentes familiares de problemas en este ámbito). Pueden ser demasiado sensibles (taparse los oídos ante sonidos fuertes) o poco sensibles (no notar el dolor). Cuando esto ocurre a menudo, puede afectar a su comportamiento, aprendizaje e interacciones con los demás, haciendo difícil su vida cotidiana.

 

Si a tu hijo le cuesta respirar o se debilita mucho, llama enseguida a una ambulancia.   Aunque la mayoría de los ataques de asma son leves, algunos pueden ser muy graves y necesitar atención urgente.
Si tu bebé tiene dificultades para respirar, llama a una ambulancia inmediatamente. ©Neopedia

Mantener sanos los pulmones de los niños es importante. Asegúrate de que coman bien, eviten la contaminación⍰ atmosférica y el humo del tabaco, tengan una buena higiene y estén al día con sus vacunas⍰. Algunos niños, sobre todo los que nacen prematuros, pueden tener los pulmones más débiles, lo que puede causar problemas más adelante.

 

Las infecciones respiratorias son comunes en los niños de edad escolar, pero a veces pueden llegar a ser graves. Algunos síntomas pueden ser mocos, dolor de garganta, tos, fiebre y silbidos al respirar. Como muchos síntomas son parecidos, puede ser difícil para los padres y profesores saber de qué enfermedad se trata, por lo que es importante estar atentos a las señales de problemas respiratorios, como dificultad para respirar, labios azules o respiración rápida. Si estos síntomas parecen ser graves o no desaparecen, llama al teléfono de emergencias para recibir atención médica, y, si no se mejora, acude a un médico o al hospital.

 

Asma

 

El asma es una enfermedad común que afecta a la respiración. Un ataque de asma puede ser provocado por factores como el polen, el polvo, el humo, el frío y el ejercicio, haciendo difícil la respiración del niño. Puede ser una enfermedad hereditaria. Cuando los niños asmáticos quedan expuestos a un desencadenante, sus vías respiratorias se hinchan y producen más mucosidad, lo que les dificulta la respiración. Los síntomas son falta de aire, presión en el pecho, tos y silbidos al respirar.

 

Si crees que tu hijo puede tener asma, acude al médico para que le haga un reconocimiento. Comparte con él cualquier detalle importante sobre su salud, como por ejemplo, si nació prematuramente. Haz una lista de lo que podría desencadenar sus síntomas, como el humo o el aire frío, ya que esto puede ayudar al médico a diagnosticar y planificar el tratamiento. Aunque el asma no puede curarse del todo, con el tratamiento y los cuidados adecuados, tu hijo puede controlar los síntomas y llevar una vida sana y activa.

 

Enfermedad pulmonar crónica

 

La enfermedad pulmonar crónica, o displasia broncopulmonar (DBP), se refiere a la alteración en el desarrollo de los pulmones del bebé que se produce tras un parto prematuro. Los niños con DBP pueden necesitar un seguimiento cercano, ya sea en el hospital o en la consulta ambulatoria de pediatría, y a menudo experimentan sibilancias o asma. La DPB puede afectar la capacidad de hacer ejercicio de los niños que la padecen, así como el desarrollo muscular del niño, lo que puede tener consecuencias para el aprendizaje. Según los estudios, los niños con DBP pueden tener problemas de atención. Conviene que los padres colaboren tanto con los profesionales sanitarios como los educadores de su hijo para ayudar a abordar estos problemas y fomentar su crecimiento.

 

Cuando los niños con enfermedad pulmonar crónica se hacen mayores, suelen necesitar menos visitas al hospital y a la consulta ambulatoria de pediatría y tener menos síntomas como sibilancias u otros problemas respiratorios, llevando a una buena calidad de vida. La enfermedad suele darse más a conocer cuando los niños son muy pequeños, pero muchos síntomas mejoran a los 2 o 3 años, y los tratamientos suelen terminar durante la edad escolar. A medida que los niños crecen, sus pulmones también se hacen más fuertes y sanos, aunque algunos pueden seguir teniendo problemas respiratorios al hacerse mayores. Las revisiones periódicas, las vacunas y las visitas a un especialista son importantes para ayudar a mantener su salud bajo control.

 

Los niños con enfermedad pulmonar crónica pueden resfriarse y coger la gripe⍰ con más facilidad, tener síntomas más graves y tardar más en recuperarse. Los que padecen una enfermedad pulmonar más grave pueden necesitar visitas periódicas al hospital. Es importante que hables con su médico sobre la gravedad de la enfermedad, las opciones de tratamiento y cómo manejarla a largo plazo. Proteger a tu hijo del humo o la contaminación⍰ y mantener una buena higiene también puede ser de ayuda. Tener una copia de la historia clínica de tu hijo también puede ayudar a mantener su salud. Los síntomas de la enfermedad pulmonar crónica suelen mejorar con la edad, pero mantenerse en contacto con un profesional sanitario es muy importante para cuidar de su salud.

 

A bastantes adultos con antecedentes de DBP (displasia broncopulmonar) se les diagnostica EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) de aparición temprana, aunque nunca hayan fumado ni hayan estado expuestos a los factores de riesgo más comunes. Fumar aumenta aún más el riesgo de EPOC en la población general, pero los que nacieron prematuramente se enfrentan a un riesgo mayor incluso con una exposición escasa o nula al tabaco. Esto hace que evitar el tabaco sea todavía más importante, ya que puede agravar un riesgo que ya de por sí es alto.

 

La retinopatía de la prematuridad (RP) es una enfermedad de los ojos que afecta a los bebés nacidos prematuramente, sobre todo a los que pesan menos de 1250 gramos o nacen antes de las 31 semanas de gestación. Cuanto más pequeño es el bebé al nacer, mayor es la probabilidad de desarrollar retinopatía del prematuro.

 

El ojo de un bebé prematuro se desarrolla en el nuevo entorno de la UCIN. Con esta alteración en el desarrollo, puede distorsionarse el proceso normal de crecimiento de los vasos sanguíneos dentro del ojo, sobre todo alrededor de la retina⍰ (la parte del ojo que actúa como una pantalla de proyección, captando las imágenes que "vemos"). Cuando este proceso se altera, se denomina retinopatía de la prematuridad (RP) y puede provocar problemas de visión o incluso ceguera si no se detecta y se trata. Estos vasos sanguíneos anormales pueden llegar a desprender la retina. Este desprendimiento de la retina puede provocar graves problemas de visión. Es esencial que todos los bebés prematuros de menos de 32 semanas (ya que estos bebés ya tienen este proceso de desarrollo en marcha cuando están en la UCIN) se sometan a revisiones periódicas y, si es necesario, a una intervención temprana para proteger su vista.  

 

Los niños con retinopatía de la prematuridad pueden tener algunos problemas de vista al crecer, como problemas para ver con nitidez, ojos bizcos o sensibilidad a la luz. Es importante estar atento a las posibles señales de problemas de visión que tu hijo<s> </s>pueda presentar y asegurarse de que tiene revisiones frecuentes para identificar cualquier problema lo antes posible. Los niños con retinopatía de la prematuridad tienen más probabilidades de necesitar gafas.

 

Si tu hijo o hija nació muy prematuro/a y/o pasó por tratamientos como la terapia láser o inyecciones contra la RP, es muy importante que tenga revisiones oculares periódicas, incluso en la edad adulta. Estos tratamientos pueden ayudar a proteger su visión central, pero también pueden afectar a la visión periférica. Es normal sentir ansiedad ante los exámenes oculares. Prepara con antelación todas las preguntas que tengas y asegúrate de que el médico escuche tus preocupaciones y te lo explique todo con claridad.

La información de esta página ha sido revisada por  Dra. Paige Terrien Church, Neonatóloga y Pediatra del Desarrollo, Dra. Britta Hüning, Médico Jefe de Neonatología, Neurología del Desarrollo, y la Profesora Liisa Lehtonen, Directora de la División de Neonatología.  Última actualización en mayo de 2025.
The information on this page was reviewed by  Dr Paige Terrien Church, Neonatologist and Developmental Paediatrician, Dr Britta Hüning, Senior Physician Neonatology, Developmental Neurology, and Professor Liisa Lehtonen, Director of the Division of Neonatology.  Last updated in May 2025.