Traer a tu pequeño a casa desde la unidad neonatal es un gran paso que puede provocar emociones contradictorias. Aunque te pueda hacer mucha ilusión, también puede producirte ansiedad o apuro mientras te adaptas a la vida en casa. Contar con una buena red de apoyo puede marcar una gran diferencia, ya sea emocional por parte de tus seres queridos o mediante recursos prácticos.
Tu familia y tus amigos pueden ser una gran fuente de ayuda, pero no siempre van a saber cuál es la mejor forma de ayudarte. Algunos días, puede que quieras hablar sobre lo que estás viviendo, mientras que otras veces puede que necesites espacio. Piensa qué tipo de ayuda te sería más útil e intenta decírselo con honestidad a los demás. Por ejemplo, la ayuda práctica, como preparar comida, ayudar con las tareas domésticas o hacer recados, podría quitarte más peso de encima que centrarte sólo en el apoyo emocional.
Si tienes otros hijos, los primeros días en casa pueden ser especialmente difíciles. Pedir a un amigo o familiar que te ayude a llevarlos al colegio o a cuidarlos puede darte más tiempo para centrarte en tu bebé más pequeño. También puede ser útil designar a una persona como principal punto de contacto para compartir las actualizaciones con los demás. De este modo, no tendrás la presión de contestar a todas las preguntas o de mantener a todo el mundo informado.
Las cuestiones económicas pueden ser importantes cuando un bebé nace prematuro o enfermo. Los gastos de viaje de ida y vuelta al hospital, entre otros, pueden acumularse rápidamente. Los trabajadores sociales del hospital o servicios sociales pueden informarte de la disponibilidad de ayudas económicas. A veces, las organizaciones benéficas pueden ofrecer ayuda a quienes están en tu situación.